Madalenas: ser madre a distancia

Receta de Madalenas

Ingredientes:

  • 6 huevos
  • 300 gr. harina
  • 300 gr. azúcar
  • 1/4 l. aceite de girasol
  • 3 gaseosas o casi 1  sobre de levadura en polvo Royal
  • ralladura de cáscara de un limón grande
  • 1 cucharada sopera de canela en polvo
  • cápsulas de papel o papel parafinado sobre moldes de hojalata

¡A prepararlas!

  • Se da punto de nieve fuerte a las claras con la batidora a máxima velocidad. Luego se va añadiendo las yemas, el azúcar, la ralladura, el aceite, la canela y la harina mezclada con las gaseosas o levadura, todo ello sin dejar de batir pero a baja velocidad (con batidora eléctrica es menos cansado).

Se precalienta el horno a 220º con la bandeja de hornear dentro en el 2° raíl desde abajo (en mi horno, el raíl extraible más próximo a la base. Mientras,  se rellenan las cápsulas de papel (yo pongo el papel en moldes de hojalata) hasta un poco más de la mitad con la masa batida. Una vez caliente el horno, las colocamos rápidamente  una al lado de otra en la bandeja de hornear. 
Hay masa para hacer dos tandas y salen unas 28-30 magdalenas así que pondremos unas 15 cada vez en la bandeja.

  • Opcional: antes de introducir al horno espolvorear un poco de azúcar con una cucharita en el centro de cada una, quedarán más atractivas. Con la bandeja en la parte inferior y el horno arriba y abajo a 210°,  estarán hechas en unos 12-14 min. Comprobar pinchando con una aguja si sale limpia.
  • Al sacar del horno dejar enfriar en una rejilla en la cápsula de papel (sin molde metálico). Una vez frías se conservan muy bien en una lata grande de panetone o galletas danesas. Esto también nos es útil para su transporte o para regalar. 🙂

Os cuento el porqué de poner esta receta que, de seguro, casi todos tenéis de familia.
Mi hija venía de vacaciones a casa y me había pedido que le comprara madalenas. Lleva ya tiempo en Londres. Como tantos otros de su generación, está cogiendo fondo en su profesión, disfrutando de la experiencia de un ambiente internacional y echando de menos la comida española…aunque ella siempre se ha sentido muy europea. Nunca había tenido interés en la cocina (tortilla de patatas y poco más) pero ahora parece que empieza a considerarla un hobby en su escaso tiempo libre.

-Te iré mandando las recetas que quieras por mail…
-Mami, ya te monto un blog que mola más y ahí las vas poniendo- Tener un hijo informático es algo que resulta especialmente útil en estos tiempos.  Parece haber usado un ordenador en lugar de chupete y es feliz con su adicción. Ya ha conseguido liarme, así que aquí me tenéis, iniciando mi aventura: ¿qué se le puede negar a un hijo?.

Los que os sintáis identificados con el tema «recetas», el tema «hijos lejos», «recuerdos gratos», vivencias de cualquier tipo que queráis compartir, sóis desde este momento BIENVENIDOS, incluso deseados, en este vuestro blog.

Volviendo al tema madalenas, no sé en qué momento dejé de prepararlas en casa. Como hay tantas marcas y es tan fácil comprarlas…Cuando me casé, siempre había alguna cazuela en la que al levantar la tapa te encontrabas madalenas en plan de «okupas». Luego los niños -llévalos a solfeo, a karate, patinaje, natación…una locura-, los abuelos que empiezan a necesitar tu ayuda antes y más de lo que a ellos les gustaría… Todo se va complicando y vas dejando de lado muchas pequeñas cosas que pasan a ser sustituidas por soluciones más rápidas y prácticas.

Pero en mi opinión, cuando echas al carro del super las bolsas de esas madalenas, tan fáciles de adquirir, renuncias a placeres que tienen mucho que ver con las relaciones familiares. Eso que en los grandes almacenes llaman «calor de hogar».

Estupendos momentos en una cocina llena de charla y risas, cáscaras de huevos que caen fuera de la basura. – Pésame la harina, -ya rallo yo el limón, -¿abelita qu´hago yo?, -¿enciendo ya el horno? – ¿abelitaaa, qu´hago yooo?-. Y así con la masa para una empanada, la torta secreta de la bisabuela con sus medidas en onzas y libras, las natillas, los granizados de limón o café que hay que sacar de vez en cuando del congelador y «rascarlos» para que el granizado quede fino y no «se queme»…Toda la familia tiene su papel: llegan a la cocina atraídos por el «olor a» y tratan de escamotear un poquito de aquí (-¡ay!,¡que me quemooo!-) o allá (-hmmmm…qué rico!-) y luego, ya en la mesa, disfrutando juntos y tratando de mejorar la receta para la próxima vez (- quizás un poco menos de canela… – no, no, que a mí me gusta así-)

Bueno, pues con toda esta dosis de nostalgia encima, me decidí a preparar «mis madalenas». Resultado: un placer.

-Un placer por el delicioso olor que sin duda superó al del habitual ambientador eléctrico. ¿Existen en el mercado ambientadores con olor a galletas, bizcocho, pan recién cocidos? En caso negativo, lanzo la idea para que alguien se lo plantee.

-Un placer porque la receta es la de mi abuela Bienvenida. Esa excepcional abuela que se va al poco de nacer la primera nieta, (esa fui yo) y sus nietos aprenden a querer a través de los que la conocieron. Unas (pocas) fotos en blanco y negro, su librería, su cubertería de plata, su cuadernillo de recetas, el amor por la música y (eso me dijeron) su sonrisa, es cuanto conservo de ella.

-Un placer porque utilicé los moldes de hojalata de mi madre que así participó aunque ya no esté aquí.

-Un placer: mis hijos no recordaban haberlas probado y separaban con deleite el papel, contando con avaricia cuántas quedaban; lo normal tratándose de niños….¡que pasan de los 20!

A estas alturas ya habréis percibido que en lo que intento transmitir lo de menos es la receta. Podéis sustituirla por cualquier otra. Pero, eso sí, tiene que ser una receta familiar, de esas que evocan situaciones que nos arropan. Yo he decidido seguir pasando el testigo aunque sé que mis hijos tendrán contadas ocasiones para llevarlas a la práctica….pero lo que les intento pasar es el saber hacer de sus abuelos, creando todo un momento de unión familiar en torno a una excusa, la de cocinar una receta.

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6 comentarios

  1. El hijo informático dice «A ver si ahora con el blog las haces más a menudo» 😛

    1. Vale, ¿te las llevas para tu promo en China??? 🙂

  2. Lola,me encantó leer,lo que con tanto cariño has escrito sobre hacer las madalenas,estar con la familia,la añoranza que uno tiene de los tiempos que pasamos juntos haciendo recetas y divirtiendose.Hoy dia vivo en Brasil,mis padres son gallegos,he vivido 8 años cerca de Barcelona y además de hacer tortilla de patatas,empanada gallega,paella…me encantó las madalenas,las hago muy a menudo,y ahora en que paso un rato no muy bueno,para no decir malo,estoy intetando hacerlas aquí para vender y ademá decorarlas como «cupcakes»,sueño en tener un dia una cafetería y tenerlas allí expuestas num escaparate como la reina de la casa.
    un besito
    Ana

    1. Precioso nombre, Ana Lucía. Me alegra conocerte un poquito a través de «nuestras madalenas». No desesperes, los malos tiempos acaban dando paso a los buenos aunque se hagan esperar más de lo que querríamos. Estoy segura de que con tu empeño llegarás a conseguir esa cafetería. Para lo de los cupcakes a lo mejor te da alguna idea esta página: http://www.mollymellow.es/galeria.html. ¿Has probado a vender paella? En un centro comercial de Londres la llevaban a falta de cocer el arroz y allí la terminaban cara al público y las raciones (platos de usar-tirar) desaparecían. No te digo ya esas empanadas gallegas que debes de preparar…Lánzate, todo es cuestión de empezar! . Gracias por dejarme compartir tu tiempo. Mi cariño en un abrazo para ti desde España.

  3. Una variación estupenda o forma de hacerlas, creo que alguna vez mi madre las ha hecho sin leche, y si no las recuerdo eso es bueno, es porque estaban riquísimas ;). Me gusta mucho la forma que tienes de hornearlas, en esos papelillos en moldes y moldes, es más, ya estamos horneándolas así, en flaneras pequeñas pero en cambio con los propios papelillos de las magdalenas que cada vez me gustan menos.

    Un placer entrar en tu cocina.

    Un saludo.

    1. Gracias Carlos. Los papelillos son de papel parafinado y a mi me gusta usarlos porque da un aire más casero y me recuerdan las madalenas de Alicante. Ese tipo de papel allí se usa también para base de las toñas o fogasetes y las monas…Seguiré curioseando por tus estupendas recetas y ya añado tu enlace.

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